El filtro de partículas de un vehículo diesel, llamado también
FAP (Filtro Anti Partículas
) o DPF en inglés (Diesel Particulate Filter), es un componente situado en el escape cuya función es eliminar una parte de los contaminantes de la combustión, las partículas. Es obligatorio en todos los vehículos diesel de nueva fabricación, incluyéndose esta tecnología para cumplir con las normas EURO IV y EURO V de control de las emisiones contaminantes.
Estas partículas generadas en la combustión
son sólidas y de pequeño tamaño y deben ser eliminadas al ser muy contaminantes. Lo que hace el FAP es acumularlas y posteriormente quemarlas (autolimpieza o regeneración del FAP) para transformarlas en dióxido de carbono y agua principalmente; esta regeneración del filtro se produce aproximadamente cada trescientos kilómetros mediante un sistema de control electrónico que verifica el volumen de partículas retenidas y determina el momento de realizar la regeneración del filtro para quemar las partículas acumuladas.
L
a regeneración del filtro sólo se produce cuando la temperatura en su interior alcanza unos 400 grados centígrados, por lo que pueden darse problemas en la eliminación de estas partículas cuando no se alcanzan en el FAP estas temperaturas. Un ejemplo de situaciones en las que podría no realizarse una regeneración adecuada del FAP son las siguientes:
- Utilización habitual del vehículo a velocidades muy reducidas, como por ejemplo, un uso exclusivo del vehículo en ciudad.
- Uso habitual del vehículo en recorridos cortos.
En estos casos las partículas no son eliminadas al no alcanzarse la temperatura necesaria para activar la regeneración, acumulándose dentro del filtro de partículas diesel e impidiendo la salida de los gases de escape, por lo que el usuario del vehículo puede detectar una pérdida de potencia del motor y un aumento del consumo de combustible.
Esta elevada concentración de partículas en el FAP normalmente puede ser conocida por el usuario del vehículo al activarse el testigo correspondiente en el cuadro de mandos, indicándose la necesidad de una limpieza de este filtro.
En ocasiones, la limpieza del filtro se puede llevar a cabo circulando por carretera a velocidades continuas y superiores a 60 kilómetros durante al menos veinte o treinta minutos. Cuando finalmente se produce la regeneración del filtro, se puede tener la sensación de que el coche “da un tirón”, siendo esto totalmente normal al haber liberado la salida de los gases, lo que provoca la recuperación de la potencia del motor.
Por tanto es recomendable que de vez en cuando o cada 200 ó 300 kilómetros, el conductor que habitualmente conduce en ciudad, realice salidas a carretera al objeto de conseguir la activación de la regeneración del filtro de partículas, con lo que evitaremos males mayores y la consecuente visita al taller.
Como podemos intuir, el FAP es una pieza que requiere mantenimiento, por lo que en algunos casos se hace necesario cambiarlo. Si hemos realizado un mantenimiento adecuado y hemos utilizado lubricante que cumplan las especificaciones indicadas en el libro de mantenimiento del vehículo, el cambio suele ser necesario a partir de los 100.000 kilómetros.
El uso de un lubricante LOW SAPS (bajo en cenizas) es muy importante, ya que algunos aditivos presentes en el lubricante, al quemarse en la cámara de combustión, producen sales metálicas (
cenizas sulfatadas) que llegan al FAP donde quedan retenidas. El sistema de control del FAP activa la “regeneración” para eliminar la acumulación de las cenizas sulfatadas y las partículas; si la cantidad de cenizas es muy alta, la regeneración se produce cada pocos kilómetros, haciendo que la temperatura de los elementos que componen el FAP aumente (filtro de partículas, carcasa, tubo de escape), poniendo al “rojo vivo” todo el sistema del escape. El resultado final puede ser la destrucción del filtro de partículas por explosión y destrucción de la carcasa, observándose en la salida del escape restos de la cerámica del FAP.
Para evitar los problemas de acumulación de cenizas sulfatadas se han desarrollado los productos denominados “LOW SAPS” o BAJOS EN CENIZAS, que contribuyen a dejar cantidades ínfimas de cenizas en el FAP. Estos productos son indicados en los libros de mantenimiento bajo las siguientes normas:
- ACEA C1, C2, C3 y C4.
- BMW LL 04.
- MB 229.51 y 229.31.
- VW 504.00/507.00.
- Renault 0720.
- PSA B 712290 (Citroën y Peugeot).
- Dexos II (Opel).
- Ford WSS-M2C 913-C ó 917-A.
- JASO DL-1 (Mazda).
Esta multitud de normas es debida a que cada fabricante implementa diferentes tecnologías de filtros de partículas y sistemas de control, por lo que desarrollan normas específicas para sus FAP. De ahí la importancia de utilizar un lubricante “Low Saps” adecuado.
https://www.youtube.com/watch?v=-GLixvKy5Ds