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Un lubricante es una sustancia que, colocada entre dos piezas móviles, no se degrada y forma una película que reduce el contacto y la fricción, permitiendo que continúe el movimiento a elevadas temperaturas y/o presiones.
Sus funciones básicas son las siguientes:
- Protege contra el desgaste. Reduce el rozamiento, con la consiguiente disminución del consumo de energía y del desgaste de las piezas.
- Logra la estanqueidad en la cámara de combustión, consiguiendo un máximo aprovechamiento de la energía que producen los gases en la combustión.
- Combate la corrosión de las piezas, alargando su vida.
- Limpia de agentes contaminantes como polvo y residuos de la oxidación.
- Refrigera, al lograr disminuir la temperatura evacuando el calor generado en la combustión.
Un lubricante se compone de una base, que puede ser mineral o sintética y un conjunto de aditivos que le confieren sus propiedades y determinan sus características. Por tanto, en función de la base, un lubricante puede ser mineral, sintético o semi-sintético, cuando éste es una mezcla entre una base mineral y componentes químicos añadidos.
Las bases minerales provienen de la destilación del petróleo, por lo que son compuestos orgánicos. Las bases sintéticas provienen de reacciones químicas de productos derivados o no del petróleo y por tanto son productos diseñados “a medida”.