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Al hablar sobre las bondades de un lubricante para automoción automáticamente se nos viene a la cabeza el preservar la mecánica del vehículo. Mineral, sintético, multigrado... Únicamente pensamos en proteger el motor de las heladas en invierno o de las altas temperaturas en verano.
Al margen de las propiedades de conservación del lubricante, innegables y por todos conocidas... ¿Sabe qué el lubricante puede optimizar el rendimiento del motor de su vehículo?. Un pequeño gran ejemplo para ilustrar esta afirmación: 4 c.c. 20.000 rpm. Hace treinta años, los aficionados a los coches de radio control alimentaban sus pequeños motores de dos tiempos con una mezcla de aceite de ricino y alcohol metílico. Estos motores de entre 4 y 10 c.c. eran capaces de girar a 20.000 rpm. Para optimizar el rendimiento en las competiciones se añadía nitrometano cómo aditivo. El rendimiento aumentaba, pero proporcionalmente también las averías. Cigüeñal o bielas rotas, holguras entre camisa y pistón, bujías quemadas... Entonces comenzó a comercializarse un aceite de la firma Castrol destinado a las motocicletas de dos tiempos de altas prestaciones y competición. Su adopción en el modelismo r/c fue instantánea. Aunque en un principio sustituyó al aceite de ricino para tratar de preservar los motores del desgaste prematuro y las averías, el cambio, sorprendentemente trajo aparejado un importante aumento de potencia. En muchos casos, la mezcla de Castrol ofrecía más potencia que la anterior a base de ricino y nitrometano cómo aditivo. Desde entonces todos los grandes pilotos de R/C, como Pedro Martínez de la Rosa, (campeón de Europa con sólo 12 años), conocen cómo optimizar el rendimiento de sus vehículos de competición. Lubricantes para vehículos de competición
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