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El filtro de partículas o filtro antipartículas(abreviado FAP o DFP) es un filtro integrado en el convertidor catalítico que atrapa las partículas de carbono generadas en la combustión cuando pasa el gas de escape. El FAP suprime así las emisiones de partículas y de humos protegiendo el medio ambiente. Este componente lo suelen montar los motores diésel para cumplir con la normativa de consumos y emisiones, concretamente la norma Euro4. Con el filtro antipartículas se consigue capturar cerca del 99% de las partículas contaminantes en un filtro y este, mediante calor y el agregado de un aditivo, se regenera destruyendo las partículas.
¿Sabías que en los vehículos equipados con FAP sólo debes utilizar lubricantes bajos en cenizas ("Low Saps")?
Si usáramos lubricantes no específicos para FAP, estos, al quemarse, generarían un alto contenido de cenizas sulfatadas, provenientes de los aditivos del lubricante. Estas cenizas saldrían en los gases del escape y se quedarían retenidas en el filtro de partículas. Al regenerarse el filtro, estas cenizas sulfatadas no se queman, llegando a obturarlo con el tiempo. Ello implica una pérdida de potencia inicialmente y puede dar lugar a un recalentamiento del filtro y hasta fundir la carcasa metálica y estropear por completo el FAP. Es por ello que para vehículos equipaos con FAP se deben utilizar lubricantes con bajo contenido en cenizas sulfatadas, fósforo y azufre (lubricantes LOW SAPS) que garanticen el funcionamiento óptimo del FAP y que eviten el ensuciamiento prematuro que disminuiría su duración.
La normativa ACEA cataloga con la letra C los lubricantes que cumplen ésta condición seguida de un número (C1, C2, C3, C4). Pinchando aquí podrá ver una gama de lubricantes que cumplen la especificación ACEA C.